Queremos hacer una primera distinción: Hablar de ancianos en el contexto de las culturas primigenias NO ES sinónimo de lo que hoy se conoce como adultos mayores y menos aún se relaciona ese concepto con el vulgar de "viejos decrépitos".
Después de tres siglos de dispersión de nuestros territorios ancestrales, estamos comenzando como pueblo, a dar una enorme lucha por volver a juntarnos, conocernos, organizarnos, coordinarnos y unirnos en función de los objetivos mayores. Esta es una tarea gigantesca.
Como en toda misión histórica, se sabe cuando y como se comienza el camino, pero nunca se sabe cuando y cómo se termina.
Es encomiable el esfuerzo que hermanas y hermanos vienen haciendo en los dos últimos decenios. en muchos terrenos, pero necesitamos mejorar mucho más, en todos los ámbitos.
Es por todo eso que nos hemos decidido a abrir este espacio de reflexión.
Es un espacio abierto a todo el pueblo diaguita, especialmente a aquellos que no solamente están dispuestos al quehacer espontáneo o intuitivo, sino a mantener "la cabeza fría y el corazón caliente"
Con ello estamos definiendo algunas cualidades esenciales de lo que entendemos como "ancianos diaguitas". En un artículo aparte nos referiremos más profundamente sobre las condiciones ideales que deberían tener las personas que constituyan los respectivos CONSEJOS DE ANCIANOS.
Nos alegra saber que las comunidades, crecientemente, se abren a la posibilidad de cambiar el estrecho esquema de caudillismo localista hasta ahora predominante, por formas más amplias de organización, desde lo local hasta lo regional y lo nacional. Entre las más importantes iniciativas, surgen los CONSEJOS DE ANCIANOS como entes de autoridad, que no niegan, de manera alguna, la potestad local, pero que se hace cargo de la toma de decisiones estratégicas que competen a las regiones y grupos de comunidades, coordinan acciones entre ellas y tienen capacidad de decisión cuando partes beligerantes requieren de su intervención.
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